Durante los últimos años México se ha consolidado como un territorio de paso y refugio para poblaciones migrantes. En ese contexto la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) ha contabilizado al menos 450 mil personas migrantes al año que transitan por México de forma irregular. Según datos de la Unidad de Política Migratoria de la Secretaría de Gobernación, en 2019 fueron presentados ante el Instituto Nacional de Migración 186, 750 personas. A partir de 2014, las revisiones migratorias se han convertido en una práctica generalizada en todo el país y han aumentado la cantidad de solicitantes y refugiados que se quedan en México.
Señal de esto son las caravanas que llegaron ingresaron por Tapachula, Chiapas a finales de 2018 y 2019, donde cerca de 5,000 personas buscaban atravesar la frontera. Se suman los solicitantes extra continentales, quienes en 2019 protagonizaron manifestaciones para visibilizar las violaciones a derechos humanos de las que fueron víctimas en su estancia en la Estación Migratoria o en su permanencia en el territorio mexicano.
Estamos ante una verdadera emergencia humanitaria que tiene un foco rojo en la frontera sur, especialmente en el municipio de Tapachula, Chiapas. De acuerdo con la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR), hasta fines de diciembre de 2019, hay en México un total de 37,076 refugiados reconocidos. Respecto a las cifras de solicitudes de asilo, en 2013 se presentaron 1,296 mientras que en 2019 la cifra ascendió a se han recibido 70,302 solicitudes en 2019 aproximadamente 160% veces más que en 2018. [1]